Sí, sí… lo sé. Tienes la cabeza loca.
Después de la euforia del: -Ahhhhh, ahhhhhh nos vamos a Berlínnnnn, iujuuu-, te has puesto manos a la obra con el tema del alojamiento y casi te da un patatús.
Seguramente estás pasando por el mismo proceso que pasé yo:
Abrir Google –> escribir en la cajita “dónde alojarse en Berlín” o “mejores zonas para dormir en Berlín” –> clicar en cualquiera de los resultados de la primera página evitando los de publi descarada –> desesperarte con los nombres de barrios impronunciables y las miles de opciones –> abrir un mapa de Berlín para aclararte algo –> aclararte cero pelotero y querer darte cabezazos contra la pantalla –> repetir en loop durante varios días hasta acabar discutiendo con el/la churri.
Tú tan solo quieres un hotel cerca del centro que esté bien en calidad-precio pero… ¿cuál de todos? No has estado en Berlín en la vida ni en sus jodidos barrios impronunciables como para elegir uno así, a botepronto.
Conozco todos los “y sis” que te rondan por la cabeza:
- ¿Y si esta zona de Berlín está lejos de los sitios turísticos?
- ¿Y si pasearse por allí de noche da más miedo que _____? (Aquí escribe el barrio más chungo de tu pueblo).
- ¿Y si no tiene transporte cerca o hay que dar más vueltas que un revolantín para llegar?
Mira.
No te voy a aburrir con un listado de barrios porque hasta que no estés en Berlín, tu cerebro no va a comprender las distancias y cómo se organiza la ciudad. Esto te pasa a ti, a mí y a todo hijo de vecino.
Voy al grano directamente.
Alójate en el hotel Amano porque está a mano de todo. Cerca del centro, a un paseo de la Isla de los Museos (donde está el Museo de Pérgamo entre otros) y muy bien comunicado con el metro (allí lo llaman U-Bahn).
Podría comenzar a enumerarte características del hotel pero, al igual que con los barrios, te van a entrar por un oído y salir por el otro.
¿Qué te parece si en lugar de hablarte de lo bien que está y bla, bla, bla… te tele transporto virtualmente hasta allí?
¿Quieres saber cómo va a ser tu primer día en Berlín y qué vas a sentir en el hotel Amano?
Dale al play, ¡nos vamos a Berlín con la mente! (Y con Columpio Asesino gracias a esta canción).
—Psssss, pssssss. Es el sonido de la rueda del avión tocando el asfalto del aeropuerto berlinés.
—Ahhhhh, ahora sí que sí. ¡Vacaciones!– piensas con una sonrisa en la cara.
Te despides de la tripulación y nada más cruzar el umbral de la puerta inspiras aire puro. ¡Qué rico sabe tras 3 horitas de vuelo!
Sigues a la manada de personas que se dirigen raudos y veloces a por su maleta. Sabes que ese momento puede ser crucial para que el viaje comience con buen pie.
Allí estás, esperando con una aparente calma a que:
- La cinta escupa tu equipaje.
- Nadie te la mangue por error.
¡Por fin la ves aparecer!
La sacas rápidamente y te diriges hacia la puerta de salida. Tras cruzarla al estilo “Lluvia de estrellas” buscas con la mirada algún puesto de Visit Berlin para hacerte con la tarjeta Berlin Welcome Card (puedes ahorrarte tiempo comprándola desde aquí). Con ella vas a poder desplazarte en bus y metro por la capital de Alemania todos los días que estés allí por un precio muy razonable.
Sales del aeropuerto para buscar el autobús que se dirige al centro neurálgico de Berlín: Alexanderplazt. Aparece a los dos minutos.
—¡Qué gusto! Esto es eficiencia alemana.- piensas.
Validas tu tarjeta en la maquinita y la guardas en la cartera.
Te sientas junto a la ventanilla, bien pegadito al cristal para no perderte nada. Una voz femenina con acento alemán te saca de tu embobamiento:
—Alexanderplatz. Retumba en tus oídos.
El trayecto ha durado 30 minutos pero parece que hayan pasado 3. Bajas de un salto a la calle. Sacas tu móvil y abres Google Maps.
—Hotel Amano, escribes en la cajita de búsquedas.
En una milésima de segundo don Google te ha resuelto la papeleta. 10 minutos caminando hasta la puerta del hotel.
¡Perfecto!
No te da la vida para observarlo todo y a su vez vigilar la pantalla del móvil para no liarla y equivocarte.
Vas caminando por el barrio Mitte, ese que leíste mil veces en los blogs cuando estabas buscando alojamiento en Berlín. Ese que estaba en el centro, al lado de todo. Ese que recomendaban como la mejor zona para dormir en la capital alemana.
Ahora sí. Ahora lo entiendes.
Estás frente a la puerta del hotel Amano y tan solo has tardado 10 minutos en llegar caminando desde Alexanderplatz.
La primera impresión que viene a tu cabeza es:
—Mola. Así visto desde fuera, tiene muy buena pinta. Vamos “pa” dentro.
Nada más cruzar la puerta escuchas música. Giras tu cabeza a la derecha siguiendo las ondas del sonido hasta que tus ojos se topan con la puerta de un bar decorado al estilo mid-century.
—Uy, uy, uyyyyy. ¡Esto sí que es empezar con buen pie! Hotel con bar incluido para tomar unas cervezas al acabar el día.
Con una sonrisa en la cara y pensando en la cerveza que vas a meterte entre pecho y espalda, sigues caminando hacia la recepción.
El mito del alemán vinagre se te esfuma en un plis plas. Los recepcionistas parecen más de Cádiz que de la Alemania profunda, tanto en el trato como en la sonrisa permanente.
Tras el check in pertinente te encaminas hacia la habitación.
Llega el momento de abrir el sobre sorpresa. Esa puerta que separa tus expectativas de la realidad.
3, 2, 1.
—Clic.
Giras la manilla y… ¡tachan!
Habitación moderna y con varias sorpresas:
- Carta de bienvenida escrita a mano (el Amano, lo hace todo a mano).
- Galletitas de la suerte sobre la almohada.
- Neón con tu nombre.
—Dios, esta gente sí que sabe—, piensas.
Que sí, que son tonterías pero este tipo de detalles se agradecen. Te hacen sentir especial y, ¿a quién no le mola eso?
Dejas la maleta medio tirada y sales corriendo a analizarlo todo. El baño tiene jabones y geles a tutti plain.
Nada más verlos tu cerebro solo puede pensar en una cosa:
Ducha.
Tras 20 minutos bajo agua hirviendo, decides que ya estás lo suficientemente arrugada como para salir.
Te tumbas sobre la cama con el móvil para comenzar a planear el día de mañana.
—Ummmm qué a gusto estoy. El colchón es perfecto, durito como a mi me gusta.
Abres la página del muro de Berlín en la Wikipedia para ponerte en canción y poder disfrutar todavía más si cabe de lo que te espera mañana.
“Un muro de 45 kilómetros dividía la ciudad de Berlín en dos, mientras que…”. Notas cómo tus párpados se van cerrando poco a poco.
Dejas que Morfeo se apodere de ti.
Mañana será un gran día. Dulces sueños.
—Zzzzzzzzzzz.
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Comentarios:
Un comentario en “¿Dónde alojarse en Berlín? Opiniones de un hotel a mano (de todo)”
Gracias Marta.
En tres semanas ire para alla